Un tercer factor clave para impulsar la sostenibilidad textil -conciliando circularidad, sostenibilidad y descarbonización con competitividad empresarial- puede centrarse en la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación en sus productos, operaciones y mercadotecnia, incluyendo los beneficios potenciales de la sensorización, el análisis de datos y la inteligencia artificial sobre estas tres áreas -que en la Industria supone, por un lado, el desarrollo de nuevas arquitecturas capaces de monitorizar, controlar y evaluar las variables operativas en sus distintos niveles y, por el otro, aplicar las nuevas herramientas de IA para la optimización de la producción, la mejora de la trazabilidad y el control de calidad al menos- y, al mismo tiempo, la mitigación de sus riesgos cibernéticos más significativos.
Cabe también señalar que la implantación de ciertos desarrollos digitales que, para un sector de la economía pueden ser “maduros”, para otros pueden ser simplemente “vitales” en su superviviencia. Una sugerencia que viene trasladando el Observatorio a las administraciones públicas es que -en la medida de lo posible- debe huirse de convocatorias transversales en concurrencia competitiva para impulsar la digitalización de estos últimos.
Por otra parte, la Hoja de Ruta Europea para la Transición Textil publicada en junio reconoce el propio liderazgo europeo en amplios segmentos de alto valor añadido indicando, al mismo tiempo, que va a seguir siendo necesario un enorme esfuerzo público-privado para mantenerse incrementando, por otra parte, las inversiones del ecosistema textil en su formación, circularidad y sostenibilidad con su foco en el diseño, los nuevos materiales, los modelos de negocio circulares y las nuevas tecnologías para el tratamiento de residuos.
Los clústeres textiles, sus centros de investigación aplicada -así como otras infraestructuras público-privadas soporte a la formación, innovación y digitalización sectoriales- y un creciente liderazgo social, financiero y empresarial en estas materias conforman un puzle excelente para el desarrollo de textiles de alto valor añadido inteligentes, en aplicaciones biomédicas o en otras aplicaciones industriales. Así como para generar soluciones sostenibles desde el inicio de la cadena de valor evaluando las mejores fibras posibles (así como sus efectos sobre las fases de hilatura, tejeduría y acabados que les conferirán sus propiedades finales), optimizando procesos productivos reduciendo sus insumos, desarrollando adhesivos biobasados para aplicaciones específicas, aplicando colorantes fácilmente eliminables e inocuos o revalorizando los efluentes industriales eliminando contaminantes.
Pero también el reposicionamiento de las cadenas de valor textiles europeas hacia compromisos más sostenibles, especialmente en el mundo de la moda, transcurrirá probablemente por impulsar fibras con un menor impacto a través de la agricultura orgánica regenerativa, el reciclado convencional y la innovación en materiales de nueva creación. Y sus marcas tractoras pueden acelerar estos procesos compartiendo sus conocimientos técnicos con la Industria textil, asumiendo compromisos de compra en el largo plazo e, incluso, con inversiones directas en tecnologías emergentes.
Podemos encontrar ejemplos significativos en estos campos entre empresas, centros tecnológicos y otras infraestructuras público-privadas españolas. Pero no dejamos de señalar que estos desarrollos tecnológicos presentan diferentes estados de maduración: parte de ellos son conocidos ampliamente (como la incorporación de materiales reciclados mecánicamente en nuevos productos) aunque siguen mostrando limitaciones; otra parte de ellos se encuentran en niveles medios de desarrollo TRL (como los biomateriales); y una última parte se encuentra todavía en fase experimental (como los procesos de separación de materiales para reciclado, la retención o captura de microplásticos o el futuro pasaporte digital para productos textiles).
Por centrarnos exclusivamente en el estado del arte en las tecnologías de reciclado podríamos definir cuatro grandes categorías en base al valor añadido del producto resultante y a su grado de circularidad en términos de fibra a fibra:
· El reciclado mecánico por desfibrado es considerado una tecnología establecida. Supone la gran parte de los cerca de 780.000 Ton estimados de capacidad de reciclado instalada focalizada principalmente en tejidos de algodón. Y en la actualidad se desarrollan técnicas de triturado de mezclas multiformato o multicomposición para nuevas aplicaciones (por rellenos, extrusión o no tejidos)
· Los procesos termomecánicos establecidos para reciclado de termoplásticos como poliésteres o polipropilenos en ciertas aplicaciones postindustriales o termoquímicos por pirólisis, gasificación o combustión y, a un mayor plazo, por tratamiento hidrotermal con desagregación en fracciones gaseosa (foco energético), líquida (como biocombustibles) y sólida (como fertilizantes u otros) en vías de desarrollo conjunto con la Industria Química.
· Y, por último, el reciclado químico que, en el caso del algodón, viscosas u otros disuelve sus fibras a través de disolventes específicos para regenerarlas posteriormente -y que pueden encontrarse en un nivel de desarrollo TRL medio-alto- o que, en el caso de termoplásticos como el poliéster, poliamidas u otros, lo despolimeriza a través de reacciones catalíticas para obtener su monómero -con un nivel de desarrollo TRL medio-bajo o que, en el caso de mezclas -como, por ejemplo, de algodón y poliéster en diferentes porcentajes- se encuentran todavía en fase primaria.
Para establecer objetivos europeos en materia circular textil los poderes públicos deben interpretar convenientemente el estado del arte de estas tecnologías incentivando su desarrollo progresivo -así como su propia escalabilidad industrial, demanda y usos- definiendo objetivos intermedios realistas sobre los que pivotar decisiones, aportando financiación, observando tendencias y adecuando marcos de “una forma pragmática”.
Pensemos que, de acuerdo con los informes promovidos por la patronal europea EURATEX, van a ser necesarios entre 5.000 y 7.000 millones de euros hasta 2030 (tan sólo) para expandir la Industria textil del reciclado incluyendo sus manufacturas.